Lealtades Familiares Invisibles


Una lealtad invisible se puede definir como un Contrato Emocional que se establece entre miembros de una familia, a veces puede beneficiar, pero la mayoría del tiempo limita.  Son invisibles porque no se ven fácilmente y no somos plenamente consciente de ellas. 

Este concepto fue desarrollado por Boszormenyi-Nagy buscando comprender los conflictos humanos desde las constelaciones familiares.

Dentro del sistema familiar se tiende a la justicia en el dar y recibir de manera equilibrada, desde amor, respeto, energía, hasta lo material, los bienes, posesiones, etc. 

Esto significa que si alguien pierde algo como posesiones, amor, cuidados, estatus, para que alguien más gane, se genera una deuda a favor del que dio. 

Las lealtades vienen del amor. Todos los seres humanos nacemos amorosos, venimos al mundo a amar, amar la vida, amar a los nuestros. 

El amor no es solo la emoción. El amor es la energía del vínculo, el vínculo entre personas, el vínculo con los demás.

¨ Con amor, solo amor, no basta. Tiene que haber un orden.¨  Bert Hellinger


El amor con el que nacemos de niños es un amor infantil, que le falta entendimiento, orden, conciencia. 

Al nacer creemos que llegamos con una deuda, esa deuda es a cambio de la vida que se nos ha entregado. Nuestra madre nos ha dado a luz, nos trajo a la vida.

Es natural sentir que le debemos todo a nuestros padres. Así como un cachorro necesita la manada para sobrevivir, el bebe también necesita pertenecer a una familia.

Y pertenece solo con el hecho de nacer en ese seno familiar; pertenecemos a esa familia independientemente de las circunstancias. Por ese sentimiento de querer pertenecer es que vamos a asumir lealtades dentro de nuestro árbol, para así ser aceptados y pertenecer. Esta necesidad de pertenencia nos lleva a que terminemos sirviendo a los mayores del clan: como en la escuela militar, los nuevos les sirven a los de mayor rango, por ende hay que obedecerles, cuidarles.


Esto aplica no solo a los vivos, también a los mayores que ya no están, incluso los que no conocí.

Un ejemplo de la lealtad de un nieto a su abuelo puede ser la siguiente historia. 


Juan José tiene 21 años, no conoció a su abuelo Joaquín, pero tiene la misma forma de reírse, la misma forma de caminar, pero sobre todo tiene los mismos conflictos con el alcohol y con la autoridad. 

Su padre nunca ha hablado bien del abuelo Joaquín. Cuando lo menciona es para referirse a lo mal que hizo todo, lo mucho que le gustaba el trago, lo mucho que lo odiaba porque desaparece por temporadas y así este padre solo reniega de su propio padre y expresa una y otra vez todo su resentimiento.

Juan José es casi una copia exacta del abuelo, ha echado a perder los estudios por el trago, pasa de rumba en rumba, ha tenido ya varios problemas con las autoridades y su padre trata una y otra vez de ayudarlo, pero no encuentra la manera de hacerlo. 

Esto es una lealtad al abuelo Joaquín, este abuelo pasó los últimos años de su vida viviendo en la calle y dentro de la casa nunca más se habló de él, solo para recordar sus defectos y conflictos.

¿Por qué Juan José imita a su abuelo si ni siquiera lo conoció?

Lo imita en primer lugar para traerlo de vuelta al clan. Imita sus patrones y así también descubre inconscientemente la vida que tuvo este abuelo. Quizás no lo sabe, pero al vivir los conflictos que vivió el abuelo, revive esas memorias que ahora pueden ser vistas nuevamente para darle una solución. 

Además, al retar a su padre una y otra vez,  probablemente de forma inconsciente, actúa como diciéndole: "mira papá, soy como él. Tú qué tanto lo odias, ¿me vas a odiar también a mí o lo vas a aceptar a él?." 

¿Cómo se transmite esa información de una generación a otra?

Intuimos el dolor de los seres amados, el silencio, las tristezas. Siendo niños podemos sentir que la madre sufre, que nuestro alrededor es complicado, que papá y mamá están tristes, peleados, los niños se pueden enfermar o ponerse más traviesos para re enfocar la atención de los padres.

Desde el vientre materno el bebé está recibiendo mensajes de su ambiente, los sentimientos de la madre, que a su vez recibió también mensajes de su madre durante su propio embarazo. 

Además, desde pequeños estamos escuchando las historias familiares, estamos sintiendo las emociones de los adultos que nos rodean, y poco a poco el inconsciente arma la historia que además se transmite por el ADN, por el campo mórfico, por el inconsciente familiar, entre otros canales. 


Las compensaciones a las lealtades pueden ser contrarias. Por ejemplo, mientras el abuelo era austero, o tal vez tacaño, este hijo es hoy un derrochador, ¿qué ha pasado? 

Este hijo le dice al padre o al abuelo: "abuelo, tú que nunca gastaste en nada, ahorraste y trabajaste sin disfrutar, yo en tu lugar hoy lo hago diferente, yo voy a derrochar el dinero." 

Otro ejemplo: La abuela falleció en el parto, y la nieta hoy no puede tener hijos, ¿qué pasa aquí? La nieta dice: "abuela, no puedo tener hijos porque puedo morir igual qué tú". 

Una lealtad nos aleja del equilibrio, de lo saludable, nos hace ir al extremo, infertilidad es extremo, se podrían tener pocos hijos, pero la lealtad es más fuerte y empuja hacia el extremo.


Todos tenemos lealtades a nuestro clan. Lo importante es tomar consciencia y reconocerlas para poder trabajarlas, pero sobre todo, para lograr vivir la vida libremente. 


5 Etapas en el proceso del Duelo